Elegía germana por una mujer de blondos cabellos
Hoy recorrí,
Los senderos de la ignorancia,
Y ni me di cuenta,
Hoy descubrí...
El verdadero sentido de la impotencia.
Al mirarlo,
Ese mundo de sinuosos trazos
Caprichosos designios de musa enamorada
Y contemplar,
Inertes mentes de ideas y materia yerma.
Ah... del examen que aprobareis.
Si esos artistas levantaran sus ya extintas cabezas,
¡Qué a gusto quemarían su obra!
O la dejarían a recaudo de quienes la entiendan,
Examen, examen... examen e ignorancia ignota.
Pues pasaron de largo ante los más bellos paisajes,
Las más sutiles composiciones,
Y solo veían su examen
Colgado de las paredes,
Y en los pedestales...
Notas y calificaciones.
Y son la sangre y la mente
De un incierto futuro,
Son toda la gente
De este agonizante mundo.
Y una dominadora mujer se alzaba de entre todos ellos
Cual victoria guiando al pueblo,
Sí, aquella aprendiste de memoria
Aunque no la entendías,
Más... ¿A quien importa?
Dulce oda de la aplaudida ignorancia idiota.
Y serás mejor que yo...
Con más dinero,
Y serás mejor que yo...
Mejor empleo,
Y serás mejor que yo,
Pero te compadezco.
Y serás, con mucho, más valorada de lo que yo seré jamás
Y en tu despacho,
Llenas de títulos tus paredes,
Te presentaré una escultura
Citarás estilo autor y fecha
Y todos aplaudirán... cuan sabia eres,
Yo hablaré de sentido, sentimiento y fuerza,
Y me iré en silencio... antes de que se hayan despertado.
Y al mirar al fondo de tus ojos,
No veré nada,
Pila incendiaria de harapos y despojos.
Y sin embargo
Serás mejor que yo,
Pues no es más fuerte el sabio
Que el ignorante cualificado.
Aquella tarde las insignias formaron
Y en silencio cantaron
Un himno de ausencia
De sonido y de amor
Mas con un doctorado.
Por: Jordi San Roman Monteagudo (15/01/08)
1 comentario
Sakkarah -
Un beso.